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Las células cerebrales que controlan el apetito podrían ayudarnos a perder peso

Los investigadores han encontrado un grupo de células cerebrales que controlan el apetito, y su activación puede frenar la sensación de hambre. Más allá de eso, los hallazgos también podrían ayudar a controlar la llamada epidemia de obesidad.
Un grupo de células cerebrales controla nuestro apetito, "diciéndole" a nuestros cerebros que rechacen la comida.

Las tasas de obesidad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos es el hogar de una verdadera epidemia de obesidad.

Pero un equipo de investigadores de la Universidad de Warwick en Coventry, Reino Unido, ha realizado un descubrimiento innovador que podría transformar las dietas y las prácticas de pérdida de peso.

Los científicos, dirigidos por Nicholas Dale, profesor de neurociencia de la Universidad de Warwick, descubrieron que un grupo de células llamadas tanicitos "se comunican" directamente con el cerebro para "decirle" que detenga la sensación de hambre.

El primer autor del nuevo estudio es Greta Lazutkaite, y los hallazgos se publicaron en la revista Metabolismo Molecular.

Los tanycytes son células no neuronales o gliales ubicadas en un área del cerebro llamada hipotálamo, y estudios recientes han sugerido que estas células pueden controlar los niveles de energía y el peso corporal. Pero esta es la primera vez que los científicos muestran cómo estas células señalan la saciedad al detectar ciertos nutrientes en los alimentos.

Más específicamente, explican los autores, se sabía que los tancitos son capaces de detectar la glucosa en el líquido cefalorraquídeo, pero la nueva investigación muestra que los aminoácidos esenciales pueden activar estas células y hacernos sentir menos hambrientos.

Cómo los tancitos controlan el apetito

El Prof. Dale y su equipo utilizaron imágenes de calcio para hacer que las células sean fluorescentes y rastrearlas in vivo. Agregaron varios aminoácidos esenciales y no esenciales a estas células cerebrales.

Los tanycytes respondieron a dos aminoácidos esenciales, lisina y arginina, en 30 segundos, enviando señales a otras partes del hipotálamo que controlan el apetito.

Después de eliminar los genes que controlan los receptores responsables de detectar el sabor de umami en ratones, los investigadores descubrieron que los tancitos ya no responden a los aminoácidos.

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Esto los llevó a creer que los aminoácidos son detectados por los receptores umami del gusto, mediando la relación entre los aminoácidos y las células cerebrales. En los humanos, el sabor umami se refiere al sabor sabroso del glutamato, y en los roedores, caracteriza a la mayoría de los aminoácidos no aromáticos.

El profesor Dale comenta sobre los hallazgos, diciendo: "Los niveles de aminoácidos en la sangre y el cerebro después de una comida son una señal muy importante que imparte la sensación de sentirse lleno".

"Descubrir que los tancitos, ubicados en el centro de la región cerebral que controla el peso corporal, detectan directamente los aminoácidos tiene implicaciones muy significativas para encontrar nuevas formas de ayudar a las personas a controlar su peso corporal dentro de unos límites saludables".

Prof. Nicholas Dale

Los hallazgos ayudan a 'superar la epidemia de obesidad'

Según las últimas estimaciones, más de un tercio de la población de EE. UU. Es obesa, y entre el 15 y el 20 por ciento de los niños y adolescentes se ven afectados.

En todo el mundo, la situación no es mucho mejor: estudios recientes muestran que desde 1980, las tasas medias del índice de masa corporal (IMC) han aumentado en todo el mundo en 0,4 kilogramos por metro cuadrado, por década.

Pero los nuevos hallazgos del profesor Dale y su equipo apuntan a una nueva vía para abordar la crisis de la obesidad. Al cambiar el contenido de nuestras dietas, podríamos activar tanycytes más rápido, alcanzar la sensación de saciedad y reducir la ingesta de alimentos.

La lisina y la arginina se encuentran en abundancia en la carne y las aves de corral, pero también en la caballa, las ciruelas, los albaricoques, los aguacates, las lentejas y las almendras. Comer estos alimentos podría hacernos sentir llenos más rápidamente.

Además, los autores sugieren que los circuitos cerebrales hipotalámicos responsables del control del apetito podrían cambiarse con intervenciones dietéticas.

"Los estudios han demostrado", escriben, "que los tanicitos pueden generar nuevas neuronas [...] lo que significa que las redes neuronales del hipotálamo son muy plásticas y pueden ser remodeladas por la dieta".

Los autores concluyen que, en general, "una comprensión más detallada de cómo se determina la ingesta de alimentos y el gasto de energía en el cerebro puede conducir al desarrollo de nuevas estrategias para superar la epidemia de obesidad y otros trastornos metabólicos".

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